
Cita
«La idea de una nueva creación puede surgir de una fruta, de un color, de una temporada… Es el resultado de la sutil combinación de sabor, textura y estética».
Laurent Duchêne, «Meilleur Ouvrier de France» en pastelería – salón de té, Vincennes
Los imprescindibles que hay que comer
¡Los macarons de L’Atelier de Christophe, el crujiente croissant de Le café Miettes y los anacardos caramelizados de Mademoiselle Amande no pasarán desapercibidos!

La crema de los artesanos
Pasear por las calles de Vincennes, es arriesgarse a caer en la tentación. Nos encantan las bombas de merengue de Aux Merveilleux de Fred, nos volvemos locos por la miel elaborada en Vincennes de la tienda del castillo, soñamos ante el escaparate de chocolate de Julien Dechenaud, saboreamos la tableta de chocolate negro de Herviou, del que se puede ver el taller desde la calle… Vincennes le ofrece fuegos artificiales gustativos, una verdadera explosión de sabores y de colores.

Pausa dulce
Llenar la maleta de dulces de recuerdo es una cosa, pero esto no impide disfrutar del lugar. Y buenas noticias, ¡el centro de la ciudad está repleto de lugares bien dulces! ¿Le apetece una fuente de merengue con nata montada realizada delante de sus ojos en Les Merveilleux o bien, un crujiente praliné tipo Laurent Duchêne en un salón de té único? Pase por Jens Bruck para saborear un dulce de pistachos y guinda que no le dejará indiferente… A no ser que se deje llevar por los deliciosos helados artesanales, sin conservantes ni colorantes, elaborados a base de fruta fresca de Louis Metzger en Crème. ¡Ñam!